domingo, 4 de noviembre de 2007

20 años de la riada que inundó Gandia y su comarca


Quien estuvo en la Safor hace hoy veinte años seguro que se acordará de lo ocurrido. Aquel 3 de noviembre de 1987 la comarca sufrió las inundaciones más catastróficas que se recuerdan. Dos personas murieron, una en Gandia y otra en Oliva, mientras que los daños nunca pudieron cuantificarse porque era imposible.

La ciudad de Gandía, aún hoy, despues de 20 años tiene el record de precipitaciones en la peninsula ibérica en 24 horas...casi 900 l/m2, y mas de 1100 l/m2 en 36 horas, llegando a registrarse en tan solo 4 horas 400 litros.

El agua de ríos y barrancos desbordados arrasó los pueblos y se unía con el mar en un manto que abrazaba toda la llanura central de la comarca.

A media mañana del día 3 de noviembre de 1987 personas de avanzada edad comentaban que nunca habían visto llover tanto y durante tantas horas consecutivas. Este era el auténtico preludio de lo que después iba a ocurrir». Así se inicia el informe resumen que el Ayuntamiento de Gandia realizó hace ahora veinte años para describir las consecuencias del que, todavía hoy, es el mayor desastre natural que se recuerda en la comarca de la Safor: las inundaciones del 3 de noviembre. Hoy se cumplen dos décadas. Aunque la memoria humana es muy corta para los acontecimientos meteorológicos, en aquella ocasión los más viejos del lugar tenían razón. Ninguna persona viva había visto llover como lo hizo entre la una y las cuatro de la tarde de aquel fatídico martes en que todos los cauces fluviales de la Safor, incluyendo el Serpis, se desbordaron, lo que provocó la mayor inundación de la historia reciente en esta comarca. La lluvia empezó a caer el domingo, día de Todos los Santos, y arreció con fuerza durante la jornada siguiente. Según datos absolutamente fiables, a mediodía del día 3 muchas zonas de la comarca ya habían recibido más 300 litros por metro cuadrado. Pero lo peor estaba por llegar. Hasta las seis de la tarde lo más parecido a un diluvio descargó entre 400 y 500 litros más en buena parte de la comarca. A las cuatro los ríos y barrancos de la Safor habían desaparecido. El agua circulaba sin cauces por la llanura central del Serpis, formando un manto que se confundía con el mar. «El panorama de las calles era dantesco y sobrecogedor. Las fuertes corrientes arrastraban coches», relata el informe del Ayuntamiento de Gandia. Pero esa situación de «caos y desolación» se reproducía en casi todos los municipios de la Safor, una comarca sumida en una situación nunca antes conocida. Ni agua, ni luz, ni teléfono. Decenas de carreteras cortadas, miles de personas aisladas o sin poder salir de sus viviendas. Al margen de lo irrecuperable, como las dos personas fallecidas por aquella tragedia, una en Gandia y otra en Oliva, los daños nunca pudieron ser valorados con precisión. Sólo en la capital de la Safor el ayuntamiento cifró las pérdidas en agricultura y servicios municipales en 1.101 millones de pesetas. En comercios e industrias la evidencia de que era imposible calcular llevó a los técnicos municipales a situar la redonda cifra de tres mil millones de pesetas, pero seguramente fueron muchas más. El Gobierno movilizó al Ejército El Ayuntamiento de Gandia, por su capacidad de convocar a personal de emergencia, albergó el centro de mando de la noche más larga. Desde el despacho de la alcaldía, con Salvador Moragues al frente, se pudo mantener contacto con el exterior gracias a las emisoras de radioaficionados que llevaron sus equipos al ayuntamiento alimentados por grupos electrógenos. La descripción de lo que ocurría en esta comarca fue tan detallada que el Gobierno español movilizó al Ejército. Al día siguiente efectivos militares repartían pan y se desplegaron por las zonas más afectadas, especialmente las playas, completamente inundadas, y municipios como Oliva y la Font d'en Carròs, duramente golpeados por la inundación. El jueves, 5 de noviembre, el presidente de la Generalitat, Joan Lerma, visitaba la comarca acompañado del director del Instituto Nacional de la Salud, García de la Riba, quien quiso dirigir en persona el dispositivo para evitar epidemias entre la población. Había mucha preocupación especialmente por el consumo de agua no potable. Aunque pueda sonar a sarcasmo, el desastre pudo ser mucho peor. A última hora de la tarde del día 3 el alcalde de Gandia recibía el aviso de un posible gran desembalse de emergencia en el pantano de Beniarrés. Salvador Moragues, en una mueca de difícil descripción, dijo: «si eso ocurre tenemos dos horas para evacuar media ciudad y quizás media comarca». Pero el pantano, afortunadamente, no tuvo que abrir más sus compuertas.

2 comentarios:

chipirenny dijo...

jajaj buenisismo, por favor visita el mio a ver q opinas.

http://chipirenny.blogspot.com/2008/05/por-qu-no-hay-que-poner-casa.html

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el articulo, saludos desde Argentina!