sábado, 9 de junio de 2007

Transmisión de Energía Eléctrica sin cables

Investigadores del MIT situados entre la fuente de energía inalámbrica (bobina izquierda) y la bombilla de 60 W (a la derecha) situada a unos dos metros de distancia y que recibe la energía de manera inalámbrica.

Dos objetos situados en la misma frecuencia de resonancia tienden a intercambiar energía de forma bastante eficiente si afectar objetos ajenos a tales frecuencias. En el caso de la “WiTricity”, como la llaman sus creadores en analogía al WiFi, los investigadores se han basado en el fenómeno de la resonancia magnética no radiativa y por tanto con menores pérdidas en la emisión.

A diferencia de los móviles que emiten frecuencias eletromagnéticas de baja potencia o de los microondas que emiten el mismo tipo de ondas pero en alta potencia (esas ondas son las que calientan tus macarrones de la cena); se supone que el uso de frecuencias magnéticas de baja frecuencia no son dañinas o no afectan a las personas y no interfieren con otros elementos aunque estén situados dentro del radio de acción, que hoy por hoy estaría entorno al par de metros o poco más. Sin embargo el tipo de suspicacias que ya hoy despiertan los móviles o el propio WiFi puede ser aún mayor para la WiTricity.

Los experimentos de transmisión de energía inalámbrica se iniciaron en el Siglo XIX y durante todos estos años se han ideado y probado diversos métodos con distintos resultados. Uno de los pioneros en este campo fue Nikola Tesla con la construcción a principios del Siglo XX de la torre Wardenclyffe en Nueva York, que disponía de una antena de 60 metros para la emisión de energía, aunque nunca llegó siquiera a probarse por falta de fondos.

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