sábado, 11 de agosto de 2007

China manipulará el clima durante los Juegos

Un mineral con gran capacidad de absorción es la última novedad en un intento por evitar las fuertes lluvias de agosto.

En China no quieren que nada ni nadie entorpezca el desarrollo de los próximos Juegos Olímpicos, ni tan siquiera el clima. Por eso, meteorólogos chinos trabajan a destajo para encontrar la fórmula magistral que permita controlar y manipular, si fuera necesario, las condiciones climatológicas durante las tres semanas de competición.

Su último invento ha sido la diatomita, un mineral con gran poder de absorción y que permitiría eliminar gran parte del vapor de las nubes si la lluvia amenaza con hacer acto de presencia en el cielo de Pekín. De momento parece que funciona. Más de treinta técnicos y tres aviones lo corroboraron hace dos días en las celebraciones que dieron inicio a la cuenta atrás olímpica. La lluvia amenazaba con deslucir la fiesta y 2.800 kilos de dicha sustancia fueron esparcidos desde la zona de Mongolia interior para garantizar cielos azules y brillantes. Algo que está previsto hacer, sobre todo, en las ceremonias de inauguración y clausura ya que agosto es un mes muy lluvioso en la ciudad pequinesa.

Aunque su éxito no está garantizado al cien por cien ya que sólo funciona en zonas reducidas y requiere que las nubes no sean excesivamente espesas. Su aplicación se realiza o bien mediante aviones o a través de cañones desde el suelo en caso que la condiciones de vuelo sean muy adversas.

Los ecologistas, en contra

Evidentemente, estas técnicas no tienen nada de naturales y ya cuentan con las voces en contra de las asociaciones ecologistas de medio mundo, horrorizados desde hace tiempo por los experimentos que realizan los chinos en esta materia. Ya pueden provocar lluvia artificial en un tercio de su territorio, alteraciones del ciclo natural de las cosas de la que se desconocen posibles efectos secundarios y que obvia los grandes problemas mediambientales a los que debe hacer frente China. Retrasar las lluvias en Pekín no beneficia en nada a la rápida desertización que vive la zona de Mongolia, aunque para Liu Xiaolin, jefe de los técnicos que realizaron el ensayo, son asuntos independientes ya que “los bombardeos a las nubes” sólo retrasan o adelantan los fenómenos naturales, no los eliminan.

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