domingo, 2 de septiembre de 2007

La Gran Muralla de China se desmorona

La Gran Muralla de China se cae, informa esta semana la agencia oficial de noticias "Xinhua". En veinte años su trazado "podría desaparecer por completo", especialmente en el oeste del país, afirma. De la muralla china se han dicho tantos despropósitos que ya no viene de uno más. ¿Recuerdan aquello de que, "se puede ver desde la Luna", e incluso, "la única obra humana visible desde el espacio"?. Pues bien, los astronautas no lo confirman. Aunque desde hace años presencian muchas obras humanas -desde el incremento de la contaminación y la disminución de la claridad de la atmósfera hasta la suciedad de las aguas-, la Gran Muralla de China no la han visto, a simple vista, ni desde la estación orbital "Mir" de la URSS, ni desde la actual estación internacional. Y no es solo un problema de distancia.

La Gran Muralla no se ve, sencillamente, porque en muchos casos ya no está. En grandes sectores del oeste de China ha desaparecido por completo , o es apenas perceptible. Y eso desde hace muchos años. Naturalmente, dentro de 20 años, las cosas estarán, seguramente, algo peor, pero la noticia de Xinhua, que atribuye el fenómeno a la acción humana y a la erosión, llega con… algunos siglos de retraso.

Efectivamente, la muralla tiene, en algunos sectores, hasta 2000 años de antigüedad. Históricamente separaba dos mundos; al sur los territorios validos para la agricultura (China), y al norte las zonas dominadas por los pueblos pastores de la estepa. Militarmente la muralla es la máxima expres ión arquitectónica de la lucha secular entre nómadas y agricultores. Su longitud se estima entre 5000 y 6500 kilómetros, dependiendo de donde uno empiece a contar, pero en la época del máximo apogeo imper ial chino, con la dinastía Ming, se considera que su punto más occidental comenzaba en la fortaleza de Jiayuguan, en la actual provincia de Gansú. En el año 2000, un argentino llamado Diego Azubel se hizo, caminando, toda la muralla desde Jiayuguan hasta el mar: 4000 kilómetros. Primero en documentarla a pie, Azubel es la mejor fuente para hablar sobre su estado.


"Poco después de Jiayuguan, la muralla casi desaparece, es una línea de adobe, hay muchos puntos en los que es tan bajita que si no te dicen que eso es la Gran Muralla, ni te das cuenta", explica Azubel, que tardó quince meses en realizar su recorrido, nueve de ellos en solitario.

Lo primero que hay que comprender es que la mu ralla se construía con los m ateriales existentes en el terreno, y en el extremo oeste y en el centro del país, tierras desérticas y de loess, una arcilla muy fina formada por polvo de roca, esos materiales son mucho más frágiles y perecederos que el ladrillo o la piedra. Esa es la principal razón de que en amplias zonas del oeste de China, la muralla haya desaparecido, sea una caricatura apenas perceptible de lo que fue, o este tan d eteriorada, mientras que más cerca de la costa, donde dominan el ladrillo y la piedra esté mucho mejor conservada.

De oeste a este, después de Gansú la muralla transcurre por la también árida región autónoma de Ningxia; "allí hay una zona de montaña en el que la muralla está construida con roca, ese sector también está muy deteriorado". En muchos lugares, la construcción se hizo cavando una zanja a modo de cimiento y rellenándola luego, explica Azubel, según el cual los restos de esa zanja son todo lo que queda de la muralla en determinados sectores.


En Shaanxi (capital Xian), la siguiente provincia, el desierto ha cubierto por completo la muralla en muchos sitios, y ésta se identifica a veces por el ligero promontorio de arena que forma. Inmediatamente más al este, en la provincia de Shanxi (capital Taiyuan), "hay una sección en la que la muralla ha desaparecido por completo y sólo la puedes deducir a partir de toda una serie de torres sin conexión entre ellas", explica el caminante. El ladrillo, solo se empieza a ver en Shaanxi, hacia mitad de trayecto y adquiere absoluta predominancia a partir de Hebei, la provincia oriental en la que Pekín está enclavada. Aun así, en este último sector, el mejor conservado, hay muchos sitios en los que no se puede caminar por la muralla de lo arruinada que está. En algunos puntos, tampoco hay muralla: "desde Pekín hasta el mar, la muralla existe en un 80%", dice Azubel, residente en Pekín, que ha dedicado una página web con esplendidas fotografías a su pequeña hazaña (www.thegreatwalk.com).

A lo largo de su viaje el argentino vio campesinos que habían abierto agujeros en la muralla para acceder a sus campos, que usaban la muralla como límite para sus propiedades, pastores que usaban las torres como establo o refugio, rebaños de cabras que pastando entre los matorrales surgidos entre las piedras iban provocando su desmoronamiento, y hasta niños haciendo agujeros en ella para cazar la

gartijas. La milenaria obra conoce de todo. La naturaleza y el hombre la han castigado, quizá por el vano propósito al que sirvió: establecer un límite en un espacio infinito y manifiestamente imposible de controlar.

Azubel, que en el 2005 publicó un reportaje de televisión sobre su caminata en el National Geographic Channel de EE.UU., se declara algo disgustado por ni siquiera haber sido citado en el último número de esa revista, que dedica un amplio reportaje a la gran muralla, e incluye un corto, e incompleto, listado de caminantes que la recorrieron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues creo que Diego Azubel tiene una gran importancia al haber hecho tan grande hazaña y por ayudar a que las personas como yo que no tenia noticia alguna sobre la Muralla China se preocupen un poco más por algo que es tan importante.

Espero poder ver su documental. Ánimo Diego Azubel!